Aprender de las mujeres productoras que cuidan la tierra en Ecuador

Publicado el martes, 14 Ene 2020

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Crónica de la primera parte del viaje a terreno de Bego Simal, coordinadora de proyectos.

Finalizada la primera parte del viaje a Ecuador. Los primeros días de viaje los hemos dedicado a hacer la visita de seguimiento del proyecto «Fortalecimiento de la cadena de producción de plantas aromáticas» en las comunidades indígenas de Salinas de Guaranda en la provincia de Bolívar, proyecto financiado por Solidaridad Don Bosco con el apoyo de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID).
 
El proyecto lo lleva a cabo la Fundación Familia Salesiana de Salinas (FFSS) entidad que desde hace más de 20 años impulsa proyectos de promoción de los colectivos más desfavorecidos de la zona. Ha impulsado, entre otros proyectos, varias empresas productivas con criterios de economía solidaria, cooperativismo y agroecología. Bajo la marca El Salinerito se producen productos textiles, queso, chocolate, aceites esenciales y tisanas entre otros. Todos ellos productos de economía solidaria y muchos con el sello de «fair trade».
 
Al llegar a Salinas junto con los compañeros Gabriel Terán y Lina Varón de la Oficina de Planificación y Desarrollo de los Salesianos en Ecuador, fuimos a conocer algunas de estas empresas productivas de economía solidaria que emplean a más de 60 personas en Salinas.
 
Las empresas productivas de Salinas
 
Visitamos la fábrica de lana, de quesos, de chocolate y finalmente la recién estrenada fábrica de aceites esenciales y tisanas (construida gracias al apoyo de nuestro proyecto) que durante los próximos meses finalizará el equipamiento y algunos detalles de la construcción.
 
La jornada siguiente la dedicamos a visitar el origen del proyecto: los huertos de algunas de las mujeres participantes. Las 200 mujeres participantes de diferentes comunidades de la zona de Salinas y Simiatug han participado de diferentes formaciones a cargo de los dos técnicos de campo: don Hugo Redroban y  Samuel Ramírez. Después de hacer un estudio de cuáles son las plantas medicinales que mejor se adaptan a los estadios naturales de cada una de las comunidades (en el programa participan productoras de comunidades ubicadas desde los 1.100 m de altitud a los 4.200 m), los técnicos de campo les orientan sobre los cuidados que les tienen que ofrecer.
 
Visitamos la Lisa, en la comunidad de Apahu, quien trabaja un pequeño huerto con plantación de meta, manzanilla y romero. En la comunidad de Santa Teresa visitamos el vivero de plantas que cuida la familia de don Hugo, y desde allí fuimos a visitar la plantación de 300 plantas de romero que tiene la señora Juanita. En Pampaloma,  Natividad con su marido Pancho y su hija Tania nos enseñaron su plantación, que cultivan todos juntos.
 
Un terreno abrupto y con infraestructuras dañadas
 
Los grandes desniveles y el deficiente estado de las carreteras hacen que las comunicaciones sean complicadas. En las comunidades las mujeres se han organizado para transportar su producción de manera colectiva hasta la planta de producción. Allí se les paga un precio justo por las plantas que son recogidas y limpiadas para proceder a la cadena de procesamiento que debe terminar con la elaboración de tisanas, bolsitas para infusiones, cremas medicinales, aceites esenciales y cosméticos. El producto final es orgánico (sin intervención de químicos en ninguna etapa de la elaboración) y con el valor añadido de estar colaborando en una economía solidaria que apoya a las productoras ya su asociacionismo.
 
La inauguración de la planta productora
 
El viernes día 10 de enero tuvo lugar la inauguración de la planta productora con la presencia de unas 150 mujeres participantes en el programa alcanzadas Salinas desde sus comunidades (algunas a 2 y 3 horas de camino). También participaron del acto algunas autoridades locales, la comunidad salesiana impulsora de la Fundación y vecinos y vecinas de Salinas. Además de agradecer a todas las personas e instituciones que han hecho posible el proyecto, se pudieron visitar las instalaciones de la fábrica, brindar por su futuro y como las buenas celebraciones se acabó con baile y comida para todas las personas asistentes.
 
Una de las asociaciones de mujeres productoras que participan en el programa, la Asociación Mamá Margarita aprovechó el desplazamiento de muchas de las socias para celebrar una asamblea el día de la inauguración. Fue emocionante comprobar cómo las compañeras productos estaban contentas de participar en el proyecto, algunas ya han empezado a obtener beneficios económicos por la venta de las plantas y animaban a otros a no desanimarse ya que algunas plantas tardan meses en dar frutos. Y más allá de los beneficios económicos expresaban la satisfacción del trabajo hecho de manera comunitaria.
 
He recogido el agradecimiento del equipo técnico y directivo de la FFSS, de la comunidad salesiana, de las dirigentes de las asociaciones de mujeres, de las propias productoras y de sus familias que os traslado a través de estas palabras a todos vosotros. El esfuerzo que hay detrás de todo el ciclo de un proyecto es grande, pero la satisfacción de comprobar que con esta acción contribuimos a mejorar un poco las condiciones de vida de personas que son olvidadas y que sus derechos son vulnerados.
 
Termino copiando un fragmento del himno creado en ocasión de los 50 años de presencia salesiana en Salinas, recoge la esencia del trabajo que queremos continuar impulsando desde Bosco Global. Gracias a todas las personas que lo haga posible.
Confiamos cambiar vidas y la historia transformar,
trazamos el presente, confiando en nuestra gente.
Vamos por más, porque juntos sí podemos.
Vamos por más, sueños hechos realidad.
Vamos por más, que se vienen nuevos retos.
Vamos por más, porque somos salineros.

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