La instalación de placas solares en el centro educativo María Auxiliadora de las Salesianas ha mejorado el día a día de decenas de niñas, niños y educadores en una zona donde la electricidad es un lujo inestable.
En el centro educativo María Auxiliadora, en la comuna de Kalabancoro, en Niamana (Malí), hace unos meses que la electricidad dejó de ser un problema. Gracias a la instalación de placas fotovoltaicas, ahora hay energía durante toda la jornada escolar. Las niñas y niños pueden estudiar sin interrupciones, y las condiciones para aprender han mejorado notablemente.
El proyecto ha supuesto un cambio importante también en el entorno. En un país donde los cortes de luz son constantes y donde la energía solar todavía es una opción poco explorada, esta pequeña instalación se ha convertido en un ejemplo práctico de lo que es posible hacer. Mucha gente del barrio se ha acercado a preguntar, a interesarse, a imaginar algo parecido en sus propias casas o centros.
La iniciativa ha sido impulsada por Bosco Global, en colaboración con las Hijas de María Auxiliadora, las Salesianas, presentes en Niamana desde hace más de 15 años trabajando con la infancia y la juventud desde la educación y el acompañamiento.
El proyecto se ha llevado a cabo gracias al apoyo de la Diputación Provincial de Huesca y la Fundación Roviralta, que han apostado por soluciones sostenibles para mejorar el acceso a la educación.
Este tipo de intervenciones nos recuerdan que mejorar la vida de muchas personas no siempre requiere grandes infraestructuras, sino decisiones concretas, voluntad de colaboración y una mirada puesta en el largo plazo. La energía solar, en este caso, ha sido el medio. ¿La finalidad?, conseguir ofreciendo una educación de calidad para la infancia y juventud que más lo necesita.