Bernarda García, salesiana con más de 40 años de experiencia en el desarrollo de proyectos de cooperación, nos expresa su convencimiento de permanecer al lado las mujeres más vulnerables ahora más que nunca. Comparte su experiencia en “Diálogo con Costa de Marfil”, en el marco de los Encuentros online por la Solidaridad Global.
Son las seis de la tarde del 18 de junio. Todo está preparado. Todo funciona. Bernarda está en pantalla y se la ve y escucha perfectamente. Una treintena de personas se van sumando al encuentro online y Bernarda, con su carisma inconfundible las va saludando una a una (a varias las conoce), desprende ilusión, fuerza, cariño, empatía y ternura.
El dinamizador contextualiza el Encuentro, presenta a Bernarda formalmente, le lanza una primera pregunta y….. “se apagan las luces”, Bernarda “se ha caído de la red”, no está y no podrá volver a aparecer en toda la vídeoconferencia.
Llama por whatsapp a uno de los compañeros de Bosco Global y le dice: “en África esto es así, de repente se va la señal y no vuelve. Es nuestra realidad, vivimos con la incertidumbre de muchas cosas que para ustedes son básicas”.
Finalmente conseguiremos mantener de forma un poco rocambolesca el encuentro con ella a través de Whatsapp, con micro y altavoz conectado a uno de los organizadores. La escucharemos y nos escuchará. No la veremos. No nos verá. Pero eso es pecata minuta.
Esta anécdota, aunque parezca banal, permite a los participantes entender el punto fundamental de partida. En muchos países la única certeza es la incertidumbre y “lo normal” es que a veces haya o no haya electricidad, agua, internet, medicamentos, buenas o malas cosechas que puedan derivar en malnutrición, etc.
Y comprender simplemente esta realidad nos permite situarnos con una visión diferente y valorar el trabajo de miles de mujeres y hombres, entre los que se encuentran Salesianos y Salesianas en países empobrecidos que lo dan todo por construir un mundo más justo y con oportunidades para todas.
Lo más importante: la promoción de las niñas y mujeres más vulnerables
“Nunca abandonaremos a las que más nos necesitan”, afirma enérgica Bernarda. Se refiere a las chicas de la casa de acogida de Abidjan, en Costa de Marfil. “Son niñas vulnerables, algunas con familias que no se pueden hacer cargo de ellas y otras, sencillamente, no cuentan con ningún tipo de apoyo. Son nuestras hijas, y en este tiempo de emergencia por la Covid-19 las estamos ayudando de la mejor manera posible”.
“Sin ustedes todo esto no sería posible, no podríamos hacer nada, vuestra solidaridad es imprescindible para poder llevar a cabo nuestra misión y por ello os queremos dar las gracias con todo nuestro cariño”, explica Bernarda, y “estad seguros que vuestras aportaciones las destinamos a las personas que más lo necesitan”.
La salesiana explicó que los casos de Covid-19 en la región están aumentando y que es difícil saber la situación real de la pandemia porque las estructuras sanitarias de los estados son muy débiles. “Las necesidades son muchas, ya que las consecuencias derivadas del confinamiento derivan en que muchas personas que viven de su trabajo diario no puedan hacerlo”, añade.
Bernarda también contextualizó el proyecto de desarrollo de las salesianas en Koubri, Burkina Faso, en el que “gracias a vuestra solidaridad hemos podido implementar medidas de seguridad y distanciamiento social para que las chicas más vulnerables hayan podido retomar las clases de peluquería, costura, informática y alfabetización, entre otras formaciones”.
Reconocimiento por una vida entregada a los más vulnerables
Bernarda lleva más de 40 años en la región de África Occidental Francófona (AFO). Además de haber sido ecónoma inspectorial impulsó y lideró la oficina de desarrollo de proyectos de cooperación, en la que todavía a día de hoy colabora
Este año Manos Unidas le otorgó el Premio “Caminando Juntos”, con el que reconoció el trabajo de los misioneros y socios locales sin quienes el trabajo de la Organización no sería posible.