La pandemia modifica muchos de nuestros hábitos y costumbres. Hemos adoptado la mascarilla como prenda habitual, hemos tomado distancia física con las demás personas, no hemos podido celebrar grandes encuentros y fiestas, etc. Pero también ha incorporado algunas otras cuestiones que podemos revisar. Repasemos algunas.

Detengámonos ante situaciones cotidianas actuales para iluminarlas desde la mirada del cuidado de la vida y la sostenibilidad medioambiental:
1. El transporte: Por aquello de reducir los momentos en espacios compartidos, puede que usemos menos los transportes colectivos (bus, metro, tren) usando mucho más el coche privado para desplazamientos relativamente cortos, siendo este último más contaminante. También es cierto, que usamos cada vez más las bicicletas y las piernas para desplazarnos, y esto es lo más sostenible. Que el humo de la contaminación no nos tape la luz del sol.

2. La mascarilla: En primer lugar, sirve para protegernos y proteger a las demás personas, y tenemos que garantizar que así sea. Pero también tendremos que fijarnos en reducir en todo lo posible la gran cantidad de basura que generamos diariamente por el uso de las mismas. Veamos alternativas de mascarillas homologadas que no sean de un solo uso. Y por favor, nunca la tiraremos al suelo. Que el uso necesario de mascarillas no nos tape la luz del sol.

3. Distancia física: La llamada «distancia social» tiene su sentido en cuanto a tomar distancia física para cuidar de no contagiarnos. Protegernos y proteger. En muchos casos, ha tomado también distancia afectiva. Es decir, hemos dejado de quedar con amistades o de visitar a familiares. Pero tenemos que conseguir que la distancia física se supla con menos distancia emotiva. Que las personas nos sientan cerca, que sientan nuestro cariño y afecto, aunque estemos lejos o nos veamos poco. Ni que decir tiene que hagamos un esfuerzo especial con las personas mayores, con las que están solas o enfermas. Que la distancia física no nos aleje del calor del sol.

4. Mirada global: Una de las características de esta pandemia es que ha afectado a todos los continentes. Muchos países han tomado medidas para minimizar el impacto… pero no todos los países tienen las mismas posibilidades ni los mismos recursos para hacerlo. En muchos países, antes del Covid-19, las personas ya vivían en países con sistemas sanitarios muy precarios, vivían situaciones de violencia, las personas tenían acceso limitado a agua limpia o tenían dificultades para ir a la escuela. Y esta pandemia lo ha complicado todo mucho más. Pensemos en las situaciones difíciles que encontramos a nuestro alrededor, y también en las más lejanas, en estas personas que viven situaciones mucho más vulnerables y desprotegidas. Una pandemia global necesita soluciones globales. Porque el sol sale para todos los pueblos y no queremos que el Covid-19 tape el sol para unos y no para otros.

Que la pandemia no nos tape la luz del sol, que nos deje ver en nuestro día a día esas acciones que cuidan a las personas y cuidan del medioambiente. Que la casa común se vea iluminada y atendida por todas las personas que vivimos en ella.
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